El Ballotage de tu vida
Ayer participé como presidente de mesa en las elecciones
presidenciales argentinas, un evento mas que interesante en donde claramente se
puso de manifiesto una de las dos grandes pasiones construidas por el ser
humano; el amor y la política.
Si lo personal es político, es un debate que se encuentra abierto
y cada vez en mayor plenitud; a falta de encuestas locales, tomaremos una
realizada en Estados Unidos, en donde cada año un grupo de investigadores
encuesta a 5.000 solteros y solteras de entre 18 y 88 años en Estados Unidos
para saber qué buscan en una pareja. En 2022, más de la mitad (51%)
afirmaron que conocer sus ideas políticas es «más importante que nunca» y
3 de cada 10 directamente descartarían a una persona que no tiene una opinión
política definida.
“La política hoy en día es muy identitaria. Antes, la
polarización era ideológica; ahora es una polarización afectiva, muy
emocional, que nace del sentimiento que te provocan los que se identifican con
un partido que no es el tuyo” afirma Ana Cardenal de la Universidad de
Catalunya en su estudio sobre parejas e ideologías, si a esto le agregamos el “paradigma
de la atracción” de Donn Byrne el cual afirma que “nos sentimos atraídos por
quienes percibimos como iguales” tiene sentido que esto sea un factor decisivo al
formar pareja. Creo que así también lo percibieron los fundadores de “The Right
Stuff” una app de citas onda Tinder, pero sólo para personas de derecha. Por
cierto, ¿les conté que mi ex era Peronista? Bueno, nadie es perfecto, pero teníamos
mucho debate y acortábamos distancia rápido porque “el amor vence al odio” y
una peronista apasionada es gloria de cualquier hombre de bien.
Creo que amor y política tienden a la obsesión monotemática,
a excluir todo lo demás para imponerse, pero no concuerdo con que la política es
la forma mas alta de amor; podrán compartir el abandono, la traición y la desilusión
(¿era todo negativo? Nada bueno sacaba el tipo) pero la política nunca te va a
esperar en casa con una rica comida, te va a dar un cálido abrazo y se va a ver
tan perfecta sin maquillaje (¿perciben que me refiero a mi ex, no?). Aunque sí
creo que ambas, política y amor, pueden hacernos la vida un infierno o un paraíso.
Como todo, hay mucho escrito en la web sobre este tema y algún libro
interesante como “Amor y Política, la imprescindible sensibilidad de la política”
(Ed. ICARIA) y está en cada uno el nivel de tolerancia dispuesto para debatir
ideas e ideologías con su compañer@, pero creo que cuando los valores fundamentales
tiemblan las cosas se tornan muy difíciles.
Retomando las primeras líneas, ayer pude observar un grado
de pasión épica durante el recuento de votos que no me mantenía al margen de
nada; yo era la máxima autoridad de mesa y nunca me llamaron tantas veces “presi”
“presidente” “señor” o “forro” en distintos tonos para pedirme firmas de actas,
cierres de números y demás menesteres del momento que me dejaban maravillado,
el nivel de discusión e intolerancia era sublime y me dediqué a rescatar
impresiones para escribir estas líneas, porque ya saben, vivo sólo y ya no está
mi ex para contarle nada. Mucha gente espera respuestas de las autoridades,
esta vez me tocó estar del otro lado del mostrador y entendí todo, creo
firmemente en que nuestro pueblo se merece una clase dirigente mejor, digna de
la pasión con la que siente la política y que se aboque con amor y cariño real
al gran pueblo argentino.
Actualmente estas autoridades pueden encauzar la política,
dirigir las hormonas democráticas, pero ya no el amor. El noviazgo largo y
regenteado por los padres, el matrimonio convenientemente bendecido por la
iglesia, la castidad recomendada para no caer en pecado, tener los hijos que
hagan falta para caer en los mares de la rutina y el saludable aburrimiento
sexual son cuestiones incontenibles para cualquier dirigencia que se precie de
tal; el limite es la salud mental, o sea, me gusta la idea de libertad amorosa
siempre y cuando no se dañe a nadie de ninguna forma, pero miren que paradoja, esto
lo escribe un dañado..
Salud, amor y tolerancia queridos lectores, y a tomar acción
que de la nada, nada puede surgir.
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