Es muy curiosa la idea de paraíso que tiene el imaginario colectivo, teológicamente, desde el punto de vista occidental y monoteista que nos invade, lo imaginamos como un lugar celestial, rodeado de nuestros seres queridos a quienes hemos perdido en la vida terrenal y cercanos a un Dios todopoderoso, rodeado de ángeles, y amor, definido como falta de sufrimiento mundano en un espacio etéreo y tal vez ingravido, así como nos muestran las estampitas o lo define el best seller mejor publicitado de la historia, la biblia. (¿por qué es con mayúscula?) Ahora quienes padecemos de un agnosticismo débil podríamos definirlo como un algo “tal vez” mejor a lo que vivimos diariamente sin obligaciones ni hipocresía, libre de propuestas de venta de órganos o bebés, exentos del yugo laboral y con alguna actividad realmente placentera ad infinitum, en definitiva, un paraíso posible sin las tres certezas que nos invaden en esta vida mientras estemos con vida: la muerte, los cuernos y los impuestos. Claro que cada cultura tiene su propia escenografía del paraíso, no seamos soberbios; basta con recorrer un poco nuestro propio país para caer en la cuenta que el paraíso Guaraní, Mapuche o Quechua difieren diametralmente de lo antes expuesto, personalmente intuyo que nuestros pueblos originarios tienen una idea más certera de lo que realmente podría ser a lo que nos vendieron, creo que su conexión real con la naturaleza milenaria hace que ese paraíso no se vea contaminado por el marketing capitalista que nos embocaron desde la TV, pero todo está en veremos hasta dar nuestro último suspiro.. Ahora iremos al núcleo de esta entrada: Tengo una idea de mi propio paraíso. inspirado en palabras que Dolina nunca dijo, yo creo que mi paraíso es un lugar en donde me reciban todas mis ex parejas. Si tuve maestras en este viaje, si tuve tutoras quienes me enseñaron lo que realmente es la vida, fueron mis ex parejas. Las enseñanzas que me dejaron fueron sublimes, cada una de ellas fue un alma rectora, me ayudaron a crecer, me explicaron el sano sentimiento de puro amor al prójimo, a ser mejor humano y persona sin rendir parciales ni reprobarme de manera humillante. Tuve la gran suerte de cruzarme con cada una de ellas en mi vida y aprender lecciones imborrables que eternamente agradeceré. Claro que como todo en esta vida tiene su principio y final; es ahí donde hay que estar atentos a saber “aprobar” la materia para continuar el trayecto, pero demás está decir que las amo y las respeto como a nadie, que mi paraíso sería seguir aprendiendo desde el más allá con ellas y claro, añorando el amor humanamente recibido por esos ángeles reales me quedaría ahí, charlando y debatiendo amorosamente sin mirar la hora de ir a trabajar.. “Que el señor te guíe en tu camino, pero hacia mi” (Escrito mientras escucho "Visions of Paradise" del gran Jagger)
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